Con motivo de mi examen de pase de grado, mi sensei Nima Masumian ha tenido a bien dedicarme en su Facebook unas palabras de felicitación y unas reflexiones que, como siempre, son muy interesantes y enriquecedoras. Para aquellos de mis alumnos que no disponen de Facebook –si no me equivoco creo que todos– transcribo aquí sus palabras y aprovecho para expresar mi profundo agradecimiento tanto a sus enseñanzas como a su paciencia conmigo. Estoy absolutamente convencido que sin él, sin su manera de transmitirme el aikidō y, sobre todo, sin su ejemplo, el aikidō nunca habría significado lo que actualmente significa para mí. Esa «dedicación y compromiso» que mi sensei Nima Masumian admira en mí es lo menos que yo, como alumno suyo, puedo devolverle como forma de expresar mi respeto y mi agradecimiento.
MASUMIAN, NIMA: Recientemente, mi compañero de práctica Jordi, ha realizado su pase de grado a 2° dan, en Aikido 万有愛護 [Facebook] 30/12/2024 https://www.facebook.com/groups/472192772828019/posts/8779171358796744/
«Recientemente, mi compañero de práctica Jordi, ha realizado su pase de grado a 2° dan.
Residiendo en Salamanca, su interés por el aikido y su práctica le llevan a viajar tres veces por semana al dojo del sensei Pedro Jañez, en Valladolid, con el gran esfuerzo que eso supone.
Mi admiración por su dedicación y compromiso.
Durante el trabajo que realizamos salieron a la luz diversas cuestiones destacables.
Pasa el tiempo, la práctica suma, y hay que refinar actitudes para poder seguir creciendo.
Liberarse de la técnica, de las nociones de ataque y defensa, redondear las esquinas, redirigir la atención al movimiento huyendo del (escurridizo) refinamiento técnico, algo bastante confuso dentro del mundo del aikido donde puedes encontrar tantas formas de hacer una técnica como practicantes la realizan.
Aikido debe ser una educación de la mente a través del movimiento. La técnica puede convertirse en un objeto de adoración, casi de idolatría. Basta darse una vuelta por las redes para encontrar a cientos de shihan mayores, cada con su manera de hacer, cada uno tratando de promulgar una verdad y un séquito de alumnos impregnándose de alguien a quien han convertido en ídolo, a la espera de su fallecimiento para enarbolarse como el alumno que «comprendió al maestro».
Mientras, el ego crece, el arte se desvirtúa y el camino se pierde en busca de algo interminable como puede ser la «mejora técnica», una distracción absoluta del verdadero objetivo. ¿Qué es la técnica perfecta? No existe, solo existe la práctica, repetir. Cuando asumimos esto, se abre ante nosotros un nuevo paradigma, la práctica se vuelve misogi.
Cómo anécdota, al final de la práctica realicé sobre el examinando un conjunto de ataques libres encadenados con la única premisa de responder a ellos haciendo aikido. Sensei Jordi respondió hábilmente a la mayoría de los ataques libres con gran fluidez, no obstante, en una ocasión enunció «uy, te agarré al revés». Cómo conclusión le dije que en su siguiente pase de grado a tercer dan, esperaba que descubriera que en aikido no se puede agarrar al revés, pues no hay revés ni derechas.
Enhorabuena Jordi, a partir de ahora, ya vuelas solo (más aún).»